Incertidumbre y caos tomaron por sorpresa a la sociedad planetaria (1/3)
Por Guillermo Díaz
La incertidumbre y el caos tomaron por sorpresa a la sociedad planetaria, como consecuencia del Covid-19. La sociedad dominicana, bajo esta realidad no podía ser una excepción. La interrogante que nos hacemos es cómo establecer el equilibrio ante los cambios acelerados de la modernidad líquida.
En la actualidad, siguiendo el planteamiento de Bauman, 2005, la robustez de lo que creíamos como certezas y que daban seguridad a las acciones que cotidianamente desarrollábamos, se ha desvanecido. Hoy, la única certeza es la incertidumbre. La sociedad planetaria no estaba preparada para enfrentar lo que hasta este momento sigue siendo el hecho más devastador y de tal disrupción jamás imaginado por cerebro humano, mucho menos en la escala agresiva frente a la vida que se ha mostrado en un abrir y cerrar de ojo.
Los académicos hemos visto como esta disrupción ha provocado el cierre de escuelas y universidades y como 1.570 millones de estudiantes, en 191 países, han tenido que asumir la virtualidad como alternativas tecnológicas, involucrar a sus padres y demás familiares sin estar preparados, para poder continuar sus estudios. Todo esto ha implicado un gran reto para los sistemas educativos ya que estos no estaban preparados para ello.
Ciertamente, somos conscientes de que la pandemia es un fenómeno biológico pero su impacto se ha expandido a nivel planetario a una velocidad increíble, en todas las dimensiones. El grado de letalidad del fenómeno ha generado un malestar social, económico y político en todos los países que ha colocado a la humanidad en condición de vulnerabilidad inimaginable.
En nuestro país la cifra de fallecidos, producto de la enfermedad, se eleva a cerca de 5 mil personas, entre los que se encuentran de todas las edades. Universidades y centros escolares preuniversitarios, públicos y privados, han tenido que cerrar puertas a la educación presencial, el agotamiento físico de padres, hermanos y demás familiares mantiene en estado de estrés a la población. Como consecuencia, se observa en quienes han perdido padres, hermanos, hijos, familiares, un vacío producto de fractura, separación, aislamiento que vuelve solitaria todo tipo de actividad humana.
Frente a esta realidad los académicos tenemos la esperanza que da la utopía, como horizonte de futuro para alimentar nuevamente en lo colectivo el sentido humano.
En medio del trauma generalizado queremos reafirmar nuestra posición, en la complejidad de la pandemia está presente la oportunidad de esperanza, es en la actividad docente donde se construyen nuevas formas, valores, enfoques para la enseñanza, soluciones desde la creatividad al ver lo positivo, convertir desde la máxima complejidad lo mejor para acompañar a los demás.
5/1/2022