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El maestro ignorante: unas reflexiones
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El maestro ignorante: unas reflexiones

Por Virgilio López Azuán

Virgilio López Azuán es escritor experto en Educación

Seguro que si usted empieza a leer este texto es posible que le haya asaltado la curiosidad del título. Eso le puede pasar a muchos. ¿A cuál maestro ignorante nos referimos? Sin dudas usted puede haber elaborado algunos juicios previos. No importa. En este caso no se hace referencia a ese profesor que tiene poco dominio de su asignatura y de las ciencias de la educación, que  sus métodos están descontextualizados, que no está sujeto a las innovaciones y, puede que tenga algo de razón, porque en definitiva todo se resumirá en que “Es un maestro que enseña sin transmitir ningún conocimiento”. Pero es a otro tipo de tema sobre el docente, es sobre una antigua propuesta de tipo pedagógico. Es por una relectura que hiciéramos del libro El Maestro ignorante (Le maitre ignorant. Cinq leçons sur l’émancipation intellectuelle) del filósofo, escritor y docente autor francés Jacques Rancière (1940- ?), publicado por Editorial Fayard en francés en el año 1987. Frecuentemente releo textos en diferentes épocas y así lo hice con El maestro ignorante y esto siempre me provoca otras interpretaciones. Eso lo enseña el filósofo Séneca que recomienda la lectura siempre renovada de un mismo libro y, al ponerlo en práctica, he obtenido buenos resultados.

                Jacques Rancière es un destacado académico que plantea cinco lecciones para la emancipación intelectual, describiendo el método de Joseph Jacotot que suponía un proceso educativo que establece vínculos horizontales entre docentes y estudiantes. En esa propuesta no solo supone la búsqueda de la igualdad, sino que se parte de ella misma. Este método se puso en acción tras la Revolución Francesa. Dice este autor que “Jacotot no había transmitido nada. No había utilizado ningún método. El método era puramente el del alumno”. (Pág. 12)

                El texto aludido incluye capítulos como: Una aventura intelectual, La lección del ignorante, La razón de los iguales, La sociedad del menosprecio, y El emancipador y su mono. El autor, basado en el método de Jacotot, describe que se puede aprender solo, es decir, un alumno lo hará sin que medie un maestro que explique. Se aprende a través de la propia inteligencia, que es común para todos los alumnos. Expresa que la pedagogía crea una manera para comprender por medio del otro y es quien atonta la inteligencia. La tesis de Jacotot plantea una ruptura del sistema llamado del explicador que es un modelo tradicional de magisterio, el cual somete, subyuga a los estudiantes, y sobre todo, “construye la ficción de la incapacidad”. 

                Según Jacques Rancière “Joseph Jacotot consiguió demostrar que el método de la explicación constituye el principio mismo del sometimiento, por no decir del embrutecimiento”, y que  “se puso a enseñar lo que el ignoraba y a proclamar la emancipación intelectual”. Se expresa que se puede aprender sin que medie el maestro explicador y que “la instrucción como la libertad, no se da, se toma”.             

                Con el método del explicador se discrimina, el profesor es quien sabe y el estudiante es un ignorante, lo cual atenta contra la aspiración educativa de la emancipación, porque todo esto lo opone. No se logra que se favorezcan los propósitos de que los educandos serán seres libres, creativos y que desarrollen sus propias inteligencias, puedan hacer ejercicio autónomo de esas inteligencias, y aunque la autonomía como tal, desde el punto de vista de la filosofía, soporta otras explicaciones en tanto ser autónomo en función del sujeto y el medio con el cual se relaciona.

                En la tumba de Jacotot, hay un epitafio que resume gran parte de su discurso dice: “Creo que Dios creó el alma humana capaz de instruirse por sí misma, y sin maestros…”

                La educación y sus métodos pedagógicos, aspiran a que el estudiante sueñe, se libere, sea crítico y reflexivo, pero se encuentra con una serie de desafíos, como es el caso de soñar con una sociedad emancipada bajo las ignorancias, tanto del profesor como del alumnado, lo cual propicia la manipulación, la verticalidad, la división entre los inteligentes y “no inteligentes” y crea el menosprecio para sí mismo y los demás.  

                El método del Maestro Ignorante está sustentado en principios como: Se puede enseñar lo que se ignora, Todo está en todo, todas las inteligencias son iguales, un individuo puede todo lo que quiere. 

                Existen reacciones ante el discurso de Jacotot donde se estudian disonancias, disrupciones y contextos en el acto educativo. Se analizan los roles del maestro y del estudiante desde diferentes ángulos entre ellos la construcción de la emancipación, la identidad y la autonomía. Para ello siempre habrá diferentes propuestas todas ellas con el ideal de sujetos libres, críticos, innovadores, reflexivos, creativos, como se había expresado.

                El acto de pensar la educación como construcción humana es inagotable. Si bien la propuesta de Jacotot soporta miradas críticas y los análisis de Jacques Rancière ponen en perspectiva sus postulados, como por ejemplo la reflexión sobre la situación de desigualdad que se da entre el maestro explicador y el alumno, que según lo expuesto, plantea un efecto opuesto cuando se propugna por la igualdad. Se entiende que la igualdad debe ser el punto de partida de la acción educativa.

                Ahora bien, el maestro explicativo está presente en nuestros centros educativos y sobre su acción siempre soportará reflexiones. ¿Hasta dónde la docencia tradicional importantiza y practica esta forma de educar? ¿Hasta dónde las relaciones entre el maestro y el estudiante se expresan en la construcción de la ficción de igualdad? ¿Qué está pasando con el contexto educativo actualmente? ¿Qué se vislumbra con el acelerado avance de las tecnologías, con los cambios de hábitos individuales y sociales en torno de la acción educativa?  ¿Qué está pasando con  las rupturas éticas y la desmitificación de paradigmas vigentes en todos los órdenes: educativos, sociales, políticos y económicos?  Como se aprecia son muchas preguntas. No hemos mencionado lo referente a las políticas públicas en educación desde donde se orienta el proceso. Sobre este aspecto hay mucho qué contar, las aspiraciones de la sociedad, las propuestas desde el Estado y los sectores que sustentan la idea global, y los fines de la educación como ficción filosófica.

                Entramos a las aulas dominicanas y de inmediato nos asaltan tantos discursos y propuestas educativas desde diferentes perspectivas. A veces centramos el alumno como foco de la práctica, por otro lado el maestro se convierte en el centro o el explicador, los directivos se colocan un tanto fuera del contexto de la gestión o como simple cumplidores del mandato de la gerencia principal, muchas veces justificando logros que solo viajan en sus mentes. La participación de la comunidad en la gestión de los centros se produce bajo ciertas circunstancias cuando las políticas y micropolíticas escolares presentan situaciones de conflictos, sin que de esta manera no deban destacarse ejemplos de buenas prácticas comunitarias en ciertos centros educativos con estilos de liderazgos más activos.  

                Existen desarticulaciones en los procesos, administrativos, pedagógicos  y filosóficos. La ausencia de prácticas innovadoras son escasas y las reflexiones teóricas y críticas del proceso brillan por su ausencia, y si existen algunas, la mayoría se quedan en postulados. ¿Qué hacer ante la nueva realidad humana del ser global? Pero mejor sería preguntar ¿Cómo y cuándo lo haríamos? Se dijo una vez nunca será suficiente el presupuesto asignado a la educación. También qué importan los billones de pesos que se le asignen a la cartera educativa, que si no se realizan los cambios necesarios en el sector, seguiríamos con los mismos índices de desarrollo educativo.

                El tiempo pasa desde el aumento al 4% a la Educación en la República Dominicana. Innegablemente hay importantes avances en la construcción y mejora de escuelas y aulas, en los salarios de los servidores del sector, en la capacitación y en otros renglones, pero los indicadores de los rankings nos colocan en un lugar muy distante en referencia a otros países sin que se experimenten importantes mejorías, principalmente en las áreas de las Matemáticas, Lengua Española y ciencias. Debe reflexionarse en la calidad de ese producto educativo que sale de nuestras aulas. Y esa reflexión debe ir más allá de los planteamientos de la agenda nacional e internacional para el sector. El discurso y la praxis, en su generalidad, sugieren la necesidad de sistematizaciones e incentivos a los docentes, estudiantes, administradores y al centro para estimular las metas.

                La propuesta intelectual del Maestro Ignorante Jacques Rancière permite una mirada diferente para reflexionar sobre la función del docente, sobre las diversas teorías pedagógicas y su evolución en el tiempo y los contextos.                

Pensar la educación es una necesidad en nuestro contexto educativo, hacerlo desde todos los puntos de vistas posibles, sobre todo desde la filosofía, la economía y la tecnología.    

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