Editorial: Periódico Los Remedios de Azua
El domicano, en especial el oriundo del pueblo más remoto del interior de nuestro país, tiene por costumbre construir una vivienda con el diseño de última Era en su comunidad natal. Por lo visto resulta que este ciudadano prosperó en lo económico y lo social en otro sitio y con recursos obtenidos allí, regresa a su pueblo a edificar en el solar donde él nació una casa con efecto de demostración a sus vecinos.
Solo hay que hacer las rutas desde el Distrito Nacional hasta Monte Cristi y Pedernales, para ver esa gran diferencia entre una vivienda a todo dar, construida en medio de un caserío.
También, por suerte no es extraño que eso mismo se esté dando en los barrios deprimidos de cualquier ciudad.