“obrero infatigable de la Independencia, antiguo soldado de la Libertad, ya en la tarde de mis años, por despedida, tal vez, de mis queridos compatriotas, vengo a unir mi debilitada voz al clamor público y al de la prensa ilustrada, en defensa de la integridad nacional, hoy que el país celebra con entusiasmo la más grande de todas sus conquistas: ¡PATRIA e INDEPENDENCIA! “¡Sí, conciudadanos! …En este día magno de la Patria, en que todos los corazones bien templados en las virtudes cívicas, juran sinceramente, el sacrificio de sus vidas en aras de nuestra nacionalidad, oportuno y conveniente es recordar al pueblo de Febrero las vergonzosas escenas de aquella era de Ignominia en que la tiranía de los hijos de Occidente descargó su odioso peso sobre la familia dominicana, causando oprobio a la Patria, los verdugos de nuestros padres, el ultraje de nuestras vírgenes.”
Recordemos también las célebres jornadas de la libertad, y presentemos ante la generación que nos sucede, la memoria sangrienta de aquellos días de muerte -aunque de gloria envidiable- en que asoladas nuestras ciudades y diezmados los valientes hijos de este caro suelo, horribles hecatombes, desolación y exterminio, fueron las tristes huellas que aún marcan el paso por la infeliz Quisqueya de las fuerzas haitianas.
Y ellos viven; aún más acá del límite de sus fronteras; son los mismos; velan y se preparan; y aunque respeto la confianza con que nuestro Gobierno los mira y trata como a vecinos inofensivos, es deber de aquellos que los conocemos más de cerca, advertir los peligros que amenazan la Patria, salvada con torrentes de sangre y supremos sacrificios.
Los pueblos del Sur -sobre todo- que no pueden dudar de la hipocresía y perfidia, deben vivir alerta, siempre preparados para los triunfos y el combate. Y si fuera posible que hijo alguno de esta tierra. Y si fuera posible que hijo alguno de esta tierra simpatizara con los principios inicuos que hacen de Haití un pueblo bárbaro, feroz y salvaje, sean para ese los anatemas de patriotismo herido, la vergüenza y los remordimientos crueles que hacen irrealizables la felicidad de los traidores.
“Cargado ya de años: quizá -repito- al borde del sepulcro, yo cubriré aun mi puesto. Como jefe y como soldado; aquí, entre los denodados hijos del Vía, con mis viejos compañeros de los pueblos fronterizos, tomará nuevo vigor mi actividad de otros tiempos, pues que siento intacto mi amor a la madre Patria, y cada día más vivo el culto que rinde mi corazón a la obra gloriosa de nuestra Independencia, y al signo sacrosanto de DIOS, PATRIA y LIBERTAD!”. “AZUA, Febrero 27 de 1885”. “R. RAMÍREZ”. –
Lo que antecede, es el texto íntegro de la proclama del General de División, héroe de la República RUDECINDO RAMÍREZ, que leyó Rafael Pérez Canó, hoy 5 de noviembre en el parque Duarte de Azua, cuando concluyó la Marcha Patriótica.
Fuente: Archivo personal, del Periodista Víctor Feliz Peguero.