El regreso es inminente
Por Daniel Efraín Raimundo
En muchos sectores del mundo y de nuestro exilio se está jugando con dinamita respecto al fin de la Era de Castro. En Cuba ha continuado la tiranía sin Fidel. Murió el animal de Birán sin penas ni glorias. En estas notas finales de aporte a la patria de Céspedes, Martí, Gómez, Maceo y todos nosotros, creo indispensable decir que el momento no es oportuno para responsabilizar a nadie, ni para someter al escrutinio público las faltas irresponsables que han dado lugar al desplome definitivo de la dictadura. No es hora de rendición de cuentas sino de liquidación de lo que no puede sostenerse porque es el pueblo ahora el que decide y nada ni nadie puede oponerse a las decisiones de la voluntad popular. El pueblo de Cuba tiene, pues, que empezar la dura tarea de los cambios inevitables y de las rectificaciones totales. La primera pieza de la maquinaria sobre la cual tendremos que descargar la piqueta demoledora, es el “Partido Comunista Cubano”. Es evidente que esa agrupación política, en cuyas filas milita una inmensa mayoría del pueblo cubano, está condenada a desaparecer. En ella halla expresión la conciencia política de la región, y es lógico que concluya en la “Revolución”. Se impone como un signo categórico de los nuevos tiempos que vivirá la República la desintegración de esa agrupación política. Sería insensato mantener un partido que sirvió de bandera a una época y que forzosamente debía caer arrastrado por la catástrofe que ha hundido la dictadura castrista. Cuando se hagan las formas constitucionales correspondientes, a proponer que los bienes de esa agrupación política pasen al patrimonio del Estado.
Todas las demás providencias para la liquidación del absolutismo deber estar en la mente de ellos que piensas regresar y establecer junto al pueblo cubano un estado de derecho. El turismo, representado por los grupos de “Seguridad del estado” y por otras manifestaciones de primitivismo politico que son utilizadas por la reacción en un intento desesperado por retener el Poder y conservar la fisionomía totalitaria que caracteriza el régimen que se desploma tienen que desaparecer del escenario nacional.
Las Fuerzas Armadas deberán ser purgadas de muchos elementos que la oposición considera indeseables, para que así adquieran ante la opinión del país una autoridad moral y un relieve cívico que las coloca por encima de las controversias de la plaza pública, porque su actitud de respaldo al orden constitucional probará que la institución más digna del respeto público, entre todas las que nos ha legado la dictadura que desaparece, es la que tiene a su cargo la preservación del orden y la defensa de la tranquilidad de la familia cubana. Los “Comités de Chivatos de la Revolución”, otro de los focos fomentadores de la inconformidad popular, deberán quedar también prácticamente eliminados por la cancelación de los miembros de esa organización señalados por el rumor público como agentes del sistema represivo ya afortunadamente en decadencia.
Otros de los factores determinantes que el exilio puede ayudar es sugerir que la euforia del momento de la caída pase lo antes posible para que la cordura y la moderación vuelvan al ánimo de todos los cubanos. Urgentes problemas requerirán la atención de las fuerzas vivas de la República de los organismos oficiales. La labor más importante, la que demanda con más urgencia la salud de la Patria, será de la reconstrucción económica.
Se necesitará buscar rápidamente ocupación para los millares de desempleados que habrá en todo el pais y tendremos que reconquistar nuestro crédito exterior y fortalecer la moneda; urgirá sanear el sistema bancario y emprender la construcción de algunas obras capitales para el bienestar del pueblo cubano.
Estas necesidades serán apremiantes y no admitirán demora. Para llevar a cabo esa tarea se requerirá que en el país haya paz que cese la agitación que muchos utilizarán para robar lo poco que queda en la isla. Nada se habrá obtenido con la supresión de las torturas físicas o morales que fueron la consecuencia inevitable de la centralización del poder en una sola persona, si se sustituye que el estado de opresión colectiva por otro no menos nefasto para el pais: el de la injusticia de ver hogares constantemente amenazados por la subversión callejera. Nada habremos logrado si la presente evolución se limita sustituir la dictadura del sable y la ametralladora por el del puñal y la de la tea incendiaria.
Luego que se ajustició a Trujillo, la capital dominicana se hallaba invadida por las turbas que se dedicaban al pillaje y sembraban la consternación en todos los hogares. El movimiento comenzó con el asalto a la residencia de la familia Trujillo y de sus allegados. Apelo a todos los cubanos de buena voluntad, para que nos unamos en un solo frente y superemos nuestras diferencias impidiendo que se malogre esta hermosa empresa en que nos hallamos empeñados. Escribo a ustedes madres cubanas, para que salven a sus hijos, a los futuros dirigentes del país, del peligro que representa para su formación cívica y moral la atmosfera de la locura y de la agitación que todos hemos contribuido inconscientemente a crear y que ya empieza a asfixiarnos. No dejen que el odio entre en sus corazones y que ante sus ojos se levante otra vez la terrible imaginen del fusil que iluminó ayer con sus trágicos fogonazos el campo de nuestras discordias civiles. Ustedes, comerciantes, industriales, ganaderos, hacendados, únanse para impedir las graves consecuencias que tendría para sus propios intereses y para la estabilidad económica del país en general la prolongación de un estado de cosas que consideraría seriamente contra el pais y que podría ir agotando poco a poco sus energías y restando vigor a su voluntad reconstructora.
Cuba nos esperará con sus brazos abiertos. Que entren por ella todos los cubanos de buena voluntad. Ella nos recibirá con el ramo del olivo de la concordia en las manos, y con el pensamiento y el corazón puestos en la madre de todos: La Patria.
Hace varios años leí del poeta cubano evangélico, Luis Bernal Lumpuy un libro que lleva como título, Ultimas estrofas del destierro. Guardo grata memoria de ese libro escrito por un hombre que en el último poema del libro lo dedica a Cuba. Deseo dejarles ese poema a todos los cubanos nacidos de buena cepa. Los de allá y los de aquí. Los que aman el regreso a la tierra liberada.
A CUBA
Siento una mezcla de tristeza y gozo
cuando tras larga ausencia al fin me acerco
a tus playas de luz y de esperanza
bajo el límpido amparo de tu cielo.
La noche ya pasó; se fue con ella
la tenebrosa tempestad del miedo
y el odio demencial de los canallas
que con saña y vileza te oprimieron.
Delante está la aurora de armonía,
de paz y de perdón y de respeto,
y un promisorio porvenir que exige
el trabajo tenaz de tus obreros.
Con la indecible dicha de ser libres
tus calles se desbordan de renuevos,
de jóvenes que muestran en el rostro
al guajiro mambí que llevan dentro.
En tus palmas se mece la victoria
de los héroes y mártires que dieron
con noble abnegación su sangre en aras
de la sagrada libertad del pueblo.
Sin nada más valioso que ofrendarte
como prueba de amor, Patria, te entrego
—cual manojo de lágrimas y risas—
mis últimas estrofas del destierro.
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El Nido del Aguila. Santo Domingo de Guzmán, capital Primada de América. Cuna de América. 13 de agosto del 2020.