Por Virgilio López Azuán*
El ideal de una educación con más eficacia y calidad está presente en la mayoría de las conferencias, seminarios, congresos, reuniones y más, a escala local y global. Para ello se han planteado planes, programas, proyectos, acciones y actividades con eficientes estrategias, teniendo en cuenta las amenazas y desafíos a los que se puedan enfrentar para sus aplicaciones. La dinámica de los cambios sociales y humanos plantea realidades nuevas ante hechos y contextos nuevos. Por eso la educación resiste una serie de supuestos alternos como escenarios a tomar en cuenta dentro de ese desarrollo.
Ya eventos como la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos, reunidos en Jomtien, Tailandia, del 5 al 9 de marzo de 1990, donde se realizó la “Declaración Mundial sobre Educación para Todos: Satisfacción de las Necesidades Básicas de Aprendizaje”; la 46a Conferencia Internacional de Educación de la UNESCO, Ginebra, 5-8 de septiembre de 2001, con el tema “La educación para todos para aprender a vivir juntos: contenidos y estrategias de aprendizaje. Problemas y soluciones”; el Foro Mundial sobre Educación en el año 2000 en Dakar, Senegal y la Declaración de Incheon del año 2015, que establece las Metas en Educación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, introduciendo los temas de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación para contribuir con el logro de las metas.
Así podríamos presentar otras acciones globales en pro de la mejoría de la educación a escala global. Planteamientos como los de derechos humanos, democracia, participación, inclusión, estandarización, aprendizajes, financiamientos, acuerdos gubernamentales, objetivos sostenibles, entre otros, trazan la visión de todo un sistema educativo en el contexto de la mundialización y globalización de los saberes para la formación del nuevo “producto educativo” del presente milenio.
Todo esto obedece a estrategias globales de dominación y expansión de corrientes de pensamientos científicos, económicos, políticos y sociales. Han quedado atrás valores y principios acrisolados en culturas sincréticas e imperiales que también han sido fuentes de dominación. El mundo es llevado en el día a día de forma vertiginosa hacia otros espacios de señorío, y la educación es un excelente recurso para ello. Esa actividad ni siquiera se hace de forma sutil, es planteada como única forma, sin apelación y sin alternativa.
Las ficciones en la educación están basadas en los temas del contexto, la mayoría de ellos impuestos, provocados o resultantes de otros procesos como los de: la política, la mundialización, la democracia, las economías, las divisiones sociales, la violencia, la diversidad, las tecnologías, la pobreza, la industrialización, las inteligencias artificiales, el discurso de la sociedad del conocimiento entre otros. Todas estas ficciones son planteadas en los grandes y pequeños foros como una forma de reafirmar algunos temas, regular otros y descartar unos cuantos.
A lo largo de la historia de la educación diversos pensadores han realizado propuestas en las áreas del pensamiento, administración, conocimiento, pedagogía, psicología, sociología, cultura, neurociencia…, como forma de abordaje de los temas educativos, desarrollo de sujetos y sistemas de gestión. Cabe mencionar los importantes aportes en diferentes campos, los cuales muchos de ellos han sido recreados y utilizados para el servicio de los sistemas políticos y económicos, olvidando en muchos casos elementos esenciales de la educación para la vida.
La educación parte en esencia de las necesidades humanas, muchas de las cuales son creadas, inoculadas en el tejido psíquico individual y social, propiciando modelos de discursos de emancipación. No obstante ese discurso es regido por prácticas del poder político, económico y social.
La tendencia educativa la pauta el contexto, se crean nuevos relatos teóricos y metodologías que respondan a esos relatos. La Educación para Todos supone una necesidad centrada en el discurso postmoderno, en una nueva visión donde todos empujemos por el “desarrollo humano”. Hoy se necesita que todos estemos educados, para poder sostener esquemas tradicionales de dominio, corriéndose el riesgo de que surjan otros relatos que atenten contra esos mismos esquemas. Incluso se propugna por el ser crítico, capaz de reflexionar sobre su entorno, sobre la vida y la biosfera. Ahora es necesario hacer eso, sino todos sucumbiremos. Aunque exista la libertad de elección educativa, hacia este punto nos han empujado las civilizaciones, los imperios antiguos y modernos. O todos participamos o todos sucumbimos ante la realidad humana que ha descubierto con teorías como la del Caos que todo se reduce a un algoritmo funcional.
¿Pero realmente existe el interés de apoyar el proyecto de una Educación para Todos? Todo se hace mediante objetivos, metas y acuerdos entre naciones. Y eso está muy bien porque se pueden lograr avances en algunas áreas en países desfavorecidos. Implican las acciones emprendidas un esfuerzo económico interno fuera de las proporciones tradicionales. Se incrementan los aportes de los Estados a la educación en las partidas del Producto Interno Bruto –PIB-, se propician mejores acciones en la gerencia, el currículo, las metodologías, las capacitaciones y salarios de los docentes, la infraestructura escolar, entre otros. Muchos Estados, aun con fondos internacionales disponibles para las mejoras no podrán en el 2030 lograr los estándares esperados y las desigualdades en los sistemas de educación siempre serían evidentes, porque no solo con recursos financieros se generan las trasformaciones idealizadas.
Las empresas en todos los niveles, de grandes a pequeñas, son las llamadas a absolver gran parte del legado profesional preparado en los institutos y universidades. Ese vínculo universidad-empresa en el contexto actual se viene estrechando más y más, principalmente en países desarrollados. En los países afines en cultura, política y economía con la República Dominicana, el sector empresarial debe madurar mucho más en cuanto el apoyo a las entidades de formación para la obtención de profesionales de mejor calidad, los cuales impactarán en el progreso de sus negocios. En el ámbito universitario el apoyo estatal a los programas de investigación siempre es muy limitado y en este aspecto las empresas deben jugar un papel más estelar.
El ideal de libertad del individuo y de las sociedades está cimentado en una serie de imaginarios, propios del pensamiento humano, que están supuestos a ser convertidos en algo real. Lo mismo sucede con los valores, estos no son producto no solo de un imaginario individual, sino un legado construido a lo largo de los procesos de desarrollo de los grupos de humanos donde intervienen complejos factores a tomar en cuenta. Por ejemplo el ideal de justicia como valor soporta múltiples miradas desde diferentes contextos epocales y hechos históricos. Dentro de ese ideal han dejado su impronta los mitos, las religiones, las creencias, los sistemas de poder, la economía y la cultura en general. En el caso del valor de la democracia el desarrollo del pensamiento humano ha interpretado este concepto, degradándolo o enriqueciéndolo desde la realidad. El fomento de la participación en el contexto educativo está asociado a la democracia, a las funcionabilidad de las instituciones y al de la administración del poder. La inclusión o inclusividad para ser lograda en la escuela tiene que superar tantos obstáculos, como maneras de pensar tengan los individuos o colectivos que gravitan en la gestión del sistema.
Muchos valores están sustentados por cargas religiosas los cuales son capaces de unir a los individuos humanos entre paradigmas de seres sobrenaturales los cuales guían sus modelos de vida y de emancipación. Los relatos de la educación actual podrían estar forjados dentro de algunos pilares de argumentación, donde se privilegia alguno de ellos: 1) El individuo enfocado en las maneras de vivir juntos en sociedades, 2) su relación con la naturaleza incluyendo el espacio cósmico, 3) con sistemas de creencias naturales y religiosas, 4) con sistemas materiales y de poder, entre otros. Ahora bien, con ninguno de ellos por si solos satisfarán el ideal de emancipación al cual se aspira. Ese propio ideal es producto de la cultura y seguirá siendo un ideal. De eso se trata el desarrollo humano.
A la vista está en el presente y el futuro de una educación basada en las altas tecnologías incluyendo las inteligencias artificiales: un camino que para mucho está lleno de incertidumbres por los avances de las ciencias del cerebro humano, el avance de los estudios cuánticos, del lenguaje resultante de la misma inteligencia artificial y de otros imaginarios saberes que de ellos se desprenden.
Nos encontramos frente a asombrosos dualismos entre lo real y lo imaginario, (sin entrar en la discusión filosófica que algunos sustentan que lo real es producto de lo imaginario), de que por un lado se aspira a espacios de libertad o emancipación y por otro se crean otros espacios que ejercen una acción contraria con el desarrollo de las tecnologías. El ficticio de la emancipación es buscado a través de las religiones o creencias, del dinero o del poder.
¿Qué es educar para la vida? No es que la educación se vaya como río, para sacarle provecho en el contexto de la posindustrialización, ni que dominen los pensamientos de la educación los temas relacionados con la tecnología, las inteligencias artificiales, las bioingenierías y las bioéticas por solo mencionar algunos.
¿Qué se espera de una educación para la vida a partir de los presentes contextos? Aquella que propicie el aprender a ser, a hacer y vivir juntos; que se satisfagan las necesidades humanas según el conocimiento global alcanzado; que se favorezcan acciones de cambios y reversión; la creación de nuevos modelos para garantizar la vida y la naturaleza en el planeta con todo lo que implica; el respeto al sincretismo acumulado por las culturas a lo largo de la breve historia de la humanidad.
Todo lo expuesto en el párrafo anterior crea otros planteamientos ficcionales o aspiraciones en el marco de una educación para la vida. Si el sujeto educativo no se hace crítico y plantea sus ficciones jamás se podría avanzar a espacios seguros y dejarlos como legado.
La educación se comporta como un arma de alto poder que a veces sectores específicos han sacado grandes beneficios en los últimos siglos, otros no asumen ese criterio y asumen los paradigmas en que son dominados, sabiendo que la mayoría de los conocimientos producidos han estado al servicio del poder directa e indirectamente.
*El autor es escritor.