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¡Hablando claro!
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¡Hablando claro!

Por Virgilio López Azuán

(LA VERO DIRITA): En el poema Versainograma a Santo Domingo escrito por el poeta Pablo Neruda, a raíz de la revolución de abril del 1965 en República Dominicana, el autor incluye estos dos versos: “Porque las cosas no se aclaran nunca / ni con el olvido ni con el silencio”. Por eso escribió en ese momento tan importante de la vida nacional para que no se olvide ese acontecimiento que cambió la historia del país. Lo hizo para que el olvido, que lo borra todo, no se presente con su cara de ausencia y nos llene los ojos de los silencios más profundos e insondables, dejando que todo pueda volverse a repetir como maldición recurrente.

En la sociedad dominicana actual existen algunas voces capaces de desentrañar toda la podredumbre que corroe los sectores del poder público y privado, pero muchos no les creen o simplemente argumentan que los mismos son pagados por sectores interesados.

Siempre existirán voces responsables con ciertos niveles de ética y compromiso social, pero en estos tiempos abundan aquellas que tienen mirada tubular para la realidad, se desenfocan de la objetividad y utilizan sus talentos para beneficios personales y de grupúsculos.

En estos tiempos la ética esta divorciada de la praxis, los argumentos de la verdad y la posverdad se utiliza como arma diaria para la elaboración de discursos excluyentes.

Muchos tienen que ver aquellos que se dedican a la actividad política con poca preparación en esa ciencia social, sin ese compromiso más allá que las ventajas que ofrecen sociedades como la nuestra para incrementar los poderes económicos, políticos y sociales.

La sociedad dominicana vive como en una especie de burbuja donde un ladrón confeso puede escalar poderes públicos apoyados por los colectivos, sin ningún tipo de rubor. El entramado social está plagado de organizaciones con dirigentes rancios, vitalicios, hegemonistas y, sobre todo, podridos de dinero.

No creo que la verdad esté en crisis ni los valores tampoco, en crisis está el individuo humano, en lo más entrañable de su ser. Una persona que profese humildad, solidaridad, compasión, es un hipócrita o un pendejo. Se le ofrece más fácil un aplauso a un corrupto que a una persona digna. Se da el caso de que ignoramos que ignoramos. Y eso si es grave. Hay muestra de egos inflados, eruditos del conocimiento y la verdad, cuando no existe una plataforma que sustente tales condiciones.

Algunos pensarán que existe una crisis de ética. Tampoco lo creo. Sin embargo, hay que construir y reconstruir prácticas éticas para crear otras con el perfil del ser humano actual. Hay que desterrar paradigmas que tienen al individuo como centro. Volver a prácticas más humanas acorde con el ritmo que requiere el planeta para su sustentación.

Mientras algunos centran la atención en temas triviales que no aportan nada al crecimiento, otros ya están mirando en una dimensión más holística e integral.

Ahora bien, si volvemos a la frase de Pablo Neruda, el silencio y el olvido no aclaran nada. Existe la necesidad de superar la dimensión de la denuncia pura y simple de los males que afectan a nuestra sociedad. Por eso cada argumento acompañado de una acción genera toda la carga dinámica de transformación social. Eso se ha demostrado en todos los movimientos revolucionarios que han tenido efecto a lo largo de la historia.

¿Cuál es el horizonte de la República Dominicana? Una pregunta que muchos se la están haciendo. El país, golpeado por la pandemia del Covid -19, con una super crisis económica que alerta a las autoridades, incluso, según cifras oficiales la economía tuvo un cierre negativo en el 2020 de -6.7% de su Producto Interno Bruto (PIB), aunque para el año 2021 las autoridades prevén un crecimiento de 4.8%.

En los últimos meses se han incrementado los precios de todos los alimentos de primera necesidad, de los materiales de construcción, del combustible y de otros productos. Aunque a empezado a disminuir la tasa de empleo con respecto a meses anteriores por los programas que sustentó el gobierno denominados Fase I y Fase II, entre otros, no es menos cierto que cientos de empresas quebradas no podrán volver a reabrir sus puertas. La deuda pública del Estado dominicano sigue creciendo hasta niveles inaguantables, la deuda social se ha triplicado en el período de pandemia.

El gobierno del presidente Luis Abinader tendrá que emplearse a fondo para satisfacer las demandas que están por venir luego de superada la pandemia. No será posible justificar el incumplimiento de promesas que fueron banderas de campaña. Y no es que el presidente no esté bien intencionado, es que a medida que pasa el tiempo los sectores que oponen al gobierno tendrán más justificación para enfrentar la gestión.

Por suerte para el gobierno, en este momento el Partido de la Liberación Dominicana, PLD se encuentra sumido en el sueño de la derrota y en espera de una lucha de liderazgo que puede tornarse fratricida. Por otro lado, sectores que formaron bloques de protestas contra el gobierno del PLD han encontrado espacio en el tren gubernamental, y los sindicatos, principalmente los de choferes, solo reclaman que se les otorgue más beneficios, cosa esa muy manejable por el liderazgo sindical; el Partido Fuerza del Pueblo que pactó electoralmente con el PRM hasta el momento sus planteamientos de hacer una oposición constructiva, favorece la gestión del presidente Abinader.

Ahora bien, la fuerza de oposición política que está sujeta a crecer es precisamente la que está integrada en el Partido Fuerza del Pueblo, el cual viene presentando en su Congreso prof. Juan Bosch, líneas de acción para consolidarse como una fuerza capaz de virar el país político.

Los retos son muchos y todos los que tengan voz de alto parlante deben empezar a hablar claro porque la República Dominicana, después de superado el Covid-19, tendrá que superar todo ese lastre negativo que la ha afectado en este último año. No olvidemos la frase de Neruda, que no nos atrape el olvido y el silencio.

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